08 octubre 2007

La voz de la 'Auctoritas'

A veces, aparece la voz de alguna 'autoridad' cuestionando la conveniencia (e incluso la legitimidad) de utilizar textos adaptados o elaborados ad hoc para la enseñanza del latín en nuestras aulas. Esos 'puristas' de la enseñanza deberían saber que en ninguna sede del Instituto Cervantes, allende nuestras fronteras, se utilizan los textos con las aventuras del Caballero de la Triste Figura para que los esforzados alumnos extranjeros den sus primeros pasos en el aprendizaje de la lengua castellana (o española, no vamos aquí a discutir por eso). Es más, en el año 2005, en plena celebración del IV Centenario del Quijote, circularon innúmeras versiones adaptadas para todos los gustos y edades: desde los primeros años de educación primaria hasta el Bachillerato, pasando por los alumnos de ESO, ninguno de los cuales leyó el texto original de Cervantes. Si esto es así, quizás tengamos razón los que defendemos que, para llegar a LEER y COMPRENDER los clásicos, la mejor vía (*) es la de utilizar textos como los que Hans Orberg propone en su manual FAMILIA ROMANA. Para reafirmar nuestra tesis, presentamos esta semana unos extractos de las tres entrevistas realizadas por Cristóbal Macías, profesor titular de la Universidad de Málaga, y publicadas en sucesivos números de IRIS, periódico de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC). Entrevista a Hans H. Orberg, tras la celebración de las I Jornadas de Culturaclasica.com en Almuñécar (Granada):
P. ¿Cómo surgió la idea de crear su método directo de enseñanza del Latín? R. El motivo principal fue el fracaso de mi enseñanza del Latín según el modelo tradicional: el desinterés y el aburrimiento de los alumnos obligados, como estaban, a analizar y traducir palabra por palabra frases aisladas y desprovistas de sentido. En mi faceta como profesor de lenguas modernas ya estaba practicando el método directo con buen resultado. Así que opté por usar el mismo método en la enseñanza del Latín. P. Sabemos que el método Ørberg ha sido muy bien acogido en algunos países como Italia, Francia y Estados Unidos. ¿Qué podría decirnos al respecto? R. El motivo de esta buena acogida parece ser la crisis de la enseñanza del Latín, que tiene dificultad para competir con las lenguas modernas más importantes. Muchos profesores idealistas se sienten frustrados con los resultados poco satisfactorios de sus alumnos en Latín, y se dan cuenta de que esto se debe a un método anticuado y pesado, por lo que buscan un nuevo método más eficaz y más asequible. Me alegra mucho que mi método “heterodoxo” responda a las expectativas de un buen número de estos profesores innovadores, sobre todo en Italia y en Estados Unidos.
Entrevista a Aloisius Miraglia, tras la celebración de las II Jornadas de Culturaclasica.com en Guadix (Granada):
P. Profesor Miraglia, aunque a grandes rasgos se conocen los presupuestos de los que parte el método natural aplicado, en nuestro caso, al latín, ¿nos podría resumir cuáles son, en su opinión, las optimae Latine docendi rationes? R. Hay que hacer todo lo posible por explicar la lengua a partir de la lengua misma; los primeros textos deben construirse de manera que presenten gradualmente las formas, las construcciones y el vocabulario estudiados según un índice de recuencia, para que así el alumno pueda alcanzar pronto una competencia en todo aquello que se encuentra más a menudo en los autores; asimismo, parte fundamental del método la constituye el aprendizaje del léxico, que se aprende en la situación, a través del empleo de cada palabra en contextos significativos y motivados, que funcionan como apoyo mnemotécnico; hay que repetir con insistencia y en contextos diversos las palabras, formas y estructuras sintácticas; el ejercicio lingüístico no debe limitarse a la comprensión pasiva, sino que es esencial realizar una serie de ejercicios activos. Por tanto, los puntos esenciales del método natural son, en mi opinión, los siguientes: 1) evitar desde el principio el análisis de frases o frasecitas aisladas de contextos significativos y continuos, que den la impresión de ser única y exclusivamente un ejercicio gramatical privado total o parcialmente de sentido; 2) proponer contextos graduados (también construidos ad hoc: ¡no es tan grave, si es sólo una forma de llegar antes a la lectura de los clásicos!) que contengan de vez en cuando nuevas partes de gramática que estudiar y que introduzcan poco a poco todo el vocabulario de base (al menos 1.800-2.000 palabras) que hay que aprender no sólo pasivamente (pues lo que se aprende pasivamente se olvida pronto), sino también a través de un moderado empleo instrumental activo de la lengua hasta el momento de enfrentarse con los textos originales.
Entrevista a Michael Von Albrecht, tras la celebración de las III Jornadas de Culturaclasica.com en Priego de Córdoba y Almedinilla (Córdoba):
Michael von Albrecht, sin duda uno de los filólogos clásicos más brillantes, autor de obras tan importantes como su Geschichte der römischen Literatur ('Historia de la Literatura Romana', 2 vol., traducida entre nosotros por los profesores Dulce Estefanía y Andrés Pociña) o sus estudios sobre Silio Itálico, Ovidio o Cicerón, es también uno de los más activos defensores del método directo para la enseñanza del latín. P. Tanto en las Jornadas de Priego, como en su visita a Cádiz y a Málaga, ha tratado de demostrar la utilitas linguae et litterarum latinarum para la formación del hombre. Brevemente, ¿cuáles serían las claves de esa utilidad? R. En cuanto a los aspectos materiales, yo admiro los métodos de Varrón, que él expone en su De lingua latina, y Comenius, en su Orbis pictus (tal vez el primer libro ilustrado para niños y que empleaba para el aprendizaje del latín). Varrón describe la lengua partiendo del Caelum y la Terra, deteniéndose luego en señalar cada una de las cosas que hay en ellos. Es un buen método, porque el alumno aprende la palabra en relación a la cosa, al objeto que esa palabra designa. Porque aprender las palabras sin los objetos, sin un contexto, no es natural y no ayuda a comprender la realidad con la razón. No se debe aprender sólo la Abstracción, como en las Matemáticas, sino que debemos penetrar la realidad con la razón, no sólo abstraerla. Al no cumplir este principio elemental hemos hecho del latín algo ajeno a la realidad, simple objeto de estudio. P. Como Vd. mismo ha podido comprobar estos días en Priego, Cádizo Málaga, es muy grande el interés que despiertan entre los profesores métodos como el de Ørberg para la enseñanza del latín. Precisamente, pensando en esos docentes que están dispuestos a afrontar la necesaria renovatio didáctica con un método como éste, ¿qué recomendaciones metodológicas les haría? R. El método Ørberg me parece una buena manera de afrontar el estudio del latín activo, de habituar a los alumnos a leer y expresarse en latín para comprender luego mejor los textos literarios de los clásicos. De las dos partes de que se compone, Familia Romana y Roma Aeterna, la primera, que contiene las reglas gramaticales fundamentales junto a un vocabulario latino de al menos 1.500 palabras, es muy útil, y en ello coincido con muchos profesores de muchos países distintos que me dicen que funciona muy bien.
(*) La vía a la que nos referimos es la que apuntaba ya COMENIVS, el padre de la pedagogía, cuya auctoritas es por todo el mundo reconocida, en su Novissima linguarum methodus, obra en la que escribió hace casi cuatro siglos: "Mysterium igitur Methodi linguarum novissimae totum in eo erit, ut per libellos quosdam artificiose constructos, in auctores VIA certa, brevis et amoena recludatur".
Iohan Amos Comenius, Novissima linguarum methodus, XII 16

3 comentarios:

  1. Soy completamente profano en la materia. Sólo se me ocurre dos preguntas relacionadas con los resultados:¿Puede un alumno formado con los métodos tradicionales leer los clásicos? ¿lo pueden hacer los alumnos formados con el método Ørberg? Aproximarse, al menos.

    Yo fui formado en el sistema tradicional. Tengo respuesta para la primera pregunta. Yo estudié siguiendo el sistema tradicional. Nunca he leído un clásico en su lengua original.

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  2. Comparto contigo la respuesta a la primera pregunta. En cuanto a la segunda, llevamos sólo tres años impartiendo latín con esta metodología, y, lamentablemente, con el actual sistema los alumnos sólo estudian esta lengua durante dos años en nuestros institutos, por lo que aún nos falta tiempo para llegar al mismo nivel que alcanzan los alumnos italianos, en palabras de Luigi Miraglia:

    «He empleado durante años el curso de H. H. Ørberg, obteniendo excepcionales resultados. Aunque confiado en la capacidad de mis alumnos, no hubiera esperado jamás ver un día a adolescentes capaces de leer correctamente y sin esfuerzo el ciceroniano Somnium Scīpiōnis. Menos aún hubiera soñado con ver a chicos discutiendo en un correcto latín acerca de los complicados interrogantes filosóficos que aquel texto suscita. Sin embargo, he podido asistir con regocijo a escenas como ésta. En mi opinión, en cambio, la felicidad de un docente no se mide solamente en términos de conocimientos adquiridos, sino también, y sobre todo, en relación con el interés y el amor suscitado por la materia. Saber que los propios alumnos, sponte suā y casi en secreto compran y leen ávidamente las Epístolas a Lucilio o el Dē amīcitiā en la versión original, o van a investigar textos medievales y humanísticos no traducidos anteriormente, colma el corazón de una íntima felicidad.»

    No obstante, la esperanza la tenemos puesta en el próximo curso 2008/09, cuando empiece la enseñanza de latín en 4º de ESO y podamos completar la formación lingüística de nuestros alumnos de humanidades a lo largo de tres años.

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  3. Bueno, me encanta que más gente piense lo mismo. Ya lo había puesto por escrito en un par de sitios:
    El latín sigue vivo y la página miscelánea del wiki de una de mis asignaturas

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