22 mayo 2023

Literatura juvenil e infantil en Latín

Entre algunos títulos de novelas clásicas traducidas al latín, como 'El Dr. Jekyll y Mr. Hyde' o 'El Hobbit', podemos encontrar los dos primeros libros de la saga escrita por J. K. Rowling: Harry Potter y la piedra filosofal y Harry Potter y la cámara secreta.

Junto a éstas, Amazon también ofrece otras joyas de la literatura juvenil e infantil, en cuidadas ediciones de, entre otros, Terentius Tunberg, catedrático de latín de la Universidad de Kentucky.


    


Harrius Potter et Philosophi Lapis (Harry Potter and the Philosopher's Stone, Latine)

de J. K. Rowling, en edición de Peter Needham.

   

 

Harrius Potter et Camera Secretorum (Harry Potter and the Chamber of Secrets, Latine)

de J. K. Rowling, en edición de Peter Needham.

    

 

Hobbitus Ille (The Hobbit, Latine)

de J. R. R. Tolkien, en edición de Mark Walker

    


Insolitus Casus Doctoris Jekyll et Domini Hyde (Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, Latine

de Robert Louis Stevenson, en edición de Garrett Dome (Traductor) y Mathew Staunton (Illustrator)

  


Fabella De Petro Cuniculo (Peter Rabbit, Latine)

de Beatrix Potter, en edición de Sarah Hill


  


Fabella De Beniamino Cuniculo (Benjamin Bunny, Latin)

de Beatrix Potter, en edición de Sarah Hill




Alicia in Terra Mirabili (Alice's Adventures in Wonderland, Latine)

de Lewis Carroll, en edición de Clive Harcourt Carruthers (Traductor) y John Tenniel (Ilustrador)




Regulus (Le petit Prince, Latine)

de Antoine de Saint-Exupéry, en edición de Augustus Haury.


Winnie Ille Pu (Winnie The Pooh, Latine)

de A. A. Milne, en edición de Alexander Lenard.




Ferdinandus Taurus (The Story of Ferdinand, Latine)

de Munro Leaf, en edición de Elizabeth Hadas.

    

 

Commentarii de Inepto Puero (Diary of a Wimpy Kid, Latine)

de Jeff Kinney, en edición de Daniel B. Gallagher


 




 

Arbor Alma (The Giving Tree, Latine)

de Shel Silverstein, en edición de Guenevera Tunberg y Terence Tunberg.

 




Cattus Petasatus (The Cat in the Hat, Latine)

del Dr. Seuss, en edición de Jennifer Morrish Tunberg y Terence Tunberg.

 



 

Quomodo Invidiosulus Nomine Grinchus Christi Natalem Abrogaverit (How the Grinch Stole Christmas, Latine)
del Dr. Seuss, en edición de Terence Tunberg.

 




 Virent Ova! Viret Perna! (Green Eggs and Ham, Latine)

del Dr. Seuss, en edición de Guenevera Tunberg y Terence Tunberg.

08 mayo 2022

Animalia

Instrucciones previas:   
 
El juego está pensado para practicar el léxico y las construcciones de los cap. IX (Pastor et oves) y X (Bestiae et homines) de Familia Romana, cuando los alumnos empiezan a trabajar con los sustantivos de la 3ª declinación.

Para la primera parte del juego hay que imprimir la baraja de animales. Los jugadores han de tener papel y bolígrafo o lápiz. Para la segunda parte, el juego individual, necesitamos una bolsa (saccus) llena de animales variados que podemos comprar en cualquier juguetería.
 

Primera parte: juego colectivo:

Se reparte una carta a cada alumno, el profesor tira el dado y los alumnos tienen que escribir una frase en el caso indicado con el animal que les ha correspondido.
Dado que hay 54 cartas, se puede repetir las veces que se considere necesario.
 
[N.B. Las cartas se han elaborado como una baraja francesa para posibilitar la realización de otros juegos. El archivo en pdf se puede descargar en este enlace. En cuanto al dado, los números han sido sustituidos (con pegatinas) por los distintos casos, salvo el vocativo, que es un comodín]

Segunda parte: juego individual:

         El profesor va llamando a los alumnos por turnos. El alumno coge, sin mirar, un animal de la bolsa grande* (también se puede seguir jugando con cartas) y una bola** de la bolsa pequeña (o arroja el dado). A continuación, debe decir una frase con el animal que le ha tocado en suerte en el caso y número indicado.
          
            [*Para la segunda parte, se pueden cambiar las cartas por una bolsa llena de animales de plástico (que se pueden adquirir fácilmente en una taberna Sinensium). **De igual manera, podemos sustituir el dado por doce pelotas de ping-pong, cada una con un caso en singular o en plural, incluyendo un comodín en singular y otro en plural en lugar del vocativo]


Animalia Cartas by Antonio G. Amador

Para memorizar los nombres de los animales en latín, podemos practicar con los juegos de vocabulario que creé en su momento en la web purposegames:

24 noviembre 2021

Enseñar latín y griego hoy

Enseñar latín y griego hoy: la asociación Cultura Clásica.

Este breve artículo recoge la participación del profesor Antonio G. Amador en el XV Congreso de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, celebrado en Valladolid en julio de 2019. Ha sido publicado en el primer volumen de FORVM CLASSICORVM. Perspectivas y avances sobre el Mundo Clásico (Madrid, 2021), junto con otros trabajos seleccionados entre los que se presentaron en dicho Congreso.

La primera parte, aquí reproducida, trata sobre el origen de los métodos activos de aprendizaje de las lenguas clásicas y de su aplicación y desarrollo en el sistema de enseñanza español. En la segunda parte se hace una especial referencia a las actividades y a la producción editorial impulsada por la asociación Cultura Clásica.


Cuando se habla de «método tradicional» de enseñanza de las lenguas clásicas, la mayor parte de las personas se refieren al también conocido como «método de gramática-traducción» que, en realidad, no tiene una tradición tan dilatada como suponemos, pues nace en Prusia a finales del siglo xviii a partir de varios factores. Entre ellos se encuentran la Formale Bildung o «educación formal» y la influencia del Positivismo, que buscaba un «método científico» sistemático y racional. A estos hay que añadir el peso de las investigaciones de lingüística histórica y, por último, el deseo de proponer un nuevo método alternativo al sistema de enseñanza que parecía ser patrimonio de instituciones eclesiásticas y de órdenes religiosas.


Así, el profesor H. G. Ollendorf publica en 1862, en Londres y en París, su New method of learning to write, read, and speak a language in six months, adapted to Latin, en cuyos principios se basarían la mayor parte de los manuales al uso durante los siguientes cien años.

Un buen ejemplo de lo que pretendía esta nueva metodología lo podemos encontrar en el libro de Michele Fornaciari, Latinorum. Guía práctica para los padres cuyos hijos estudian latín, publicado en Italia en 1947 y traducido al castellano en 1952, donde se llega a afirmar que «el fin del estudio del latín no es comprender el sentido de un párrafo latino, sino razonar sobre el latín y construir el latín por dicho método razonador».


Durante la segunda mitad del siglo xix se desarrolló en varios países europeos una corriente de oposición a este método que sentó las bases para el desarrollo de nuevas propuestas en la enseñanza de las lenguas clásicas. 

A principios del siglo xx, W. H. D. Rouse (1863-1950) abandona la Universidad de Cambridge y, tras asumir la dirección de la Perse School, atrae a jóvenes profesores como Appleton, Jones, Paine, Mainwaring y Andrew. Rouse critica que «el método actualmente en uso no se remonta más allá del siglo xix. Es fruto de la erudición alemana, que intenta aprender todo respecto a una cosa en vez de la cosa en sí misma».

Junto a sus colaboradores, publica numerosos libros sobre la didáctica del latín y el griego, aplicando lo que denominarán como «método directo». Tras lograr unos excelentes resultados que sorprenden a todo el mundo, el método se extiende por numerosas escuelas inglesas hasta llegar a Estados Unidos, donde se difunde con gran éxito.

Rouse llega a sostener que el método directo no solo es más rápido y más atractivo, sino que, además, «mantiene la atención en los detalles, la mente despierta, y permite a los estudiantes entender y apreciar las mejores cualidades de la mejor literatura».

En Dinamarca, Hans H. Ørberg (1920-2010) recoge lo que él mismo denomina el «gran experimento» de Rouse y su escuela, mejorando el método al prestar una mayor atención a la gradación de los textos y de la morfosintaxis, así como a la frecuencia del vocabulario. Decide aplicar al latín el «método natural» de Arthur Jensen y, tras varios años de trabajo, en 1955 publica su Lingua Latina secundum naturae rationem explicata, que fue perfeccionando año tras año hasta llegar a su redacción definitiva, Lingua Latina per se illustrata, en 1990:

Si artem legendi docere volumus, non incipiendum est a praeceptis grammaticis atque glossis; haec methodus, «deductiva» quae vocatur, perversa mihi videtur. Incipiendum est ab integris exemplis legendis quibus plane illustrantur formae et leges grammaticae et significatio vocabulorum. Haec methodus, «inductiva» quae dicitur, efficacem se praestitit qua linguae traderentur.

En nuestro país, se alzan voces como la de J. Jiménez Delgado (1909-1989), profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca, quien publica en 1959 en la revista Estudios Clásicos el artículo «El latín y su didáctica», donde se pregunta: 

¿Por qué habrá maestros que se empeñen en seguir con procedimientos anticuados, sobre todo teniendo en cuenta el desinterés de la sociedad actual y de los mismos alumnos por el latín? […] No hay motivo para seguir enseñando el latín como lengua muerta, ni menos para continuar con una didáctica que solo engendra en los alumnos el tedio y la repulsa de la asignatura (Jiménez Delgado, 1959).


Por desgracia, ni fueron tenidos en cuenta los consejos de Jiménez Delgado, ni tuvo mucho eco la propuesta innovadora de Ørberg, pues la mayoría de los profesores y alumnos españoles seguían en sus clases el mal llamado método tradicional. 

Así, uno de los libros más conocidos y empleados en su momento fue el de Francisco Torrent (1925-2009), Latín 2º BUP, publicado por Sociedad Española de Estudios Clásicos en 1976, en cuyo prólogo se podía leer una verdadera declaración de intenciones:

La asignatura cuyo estudio vamos a comenzar tiene mucho de pasatiempo: en ella, como en un rompecabezas, es necesario encajar debidamente las piezas. […] Será indispensable repasar concienzudamente algunas nociones fundamentales de Gramática. Solo así pisaremos terreno firme y lograremos en nuestra asignatura la eficacia deseada (Torrent, 1976).


Ya en pleno siglo xxi, Wilfried Stroh, profesor emérito en la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich, (2007: 354) critica la metodología gramática-traducción en su libro El latín ha muerto, viva el latín

Es evidente que pocas personas querrán aprender latín según el método habitual de muchas instituciones, que lo convierte en una especie de álgebra superior o tal vez de química. 


Por lo que propone volver a la tradición representada por los humanistas y a la didáctica defendida por Comenius en su Novissima linguarum methodus (1648):

Discamus primo Latine balbutire, tum loqui; tandem Ciceronem, ut nobis dicendi quoque commonstret artificia, adibimus.

>> DESCARGA el artículo completo en pdf.

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21 marzo 2021

Se debe enseñar como el inglés

"Se debe enseñar como el inglés", entrevista de Alessandro Zaccuri a Luigi Miraglia


Publicado originalmente por Emilio Canales Muñoz el 14 de diciembre de 2014 en: http://enchiridionmagistrorum.blogspot.com/2014/12/se-debe-ensenar-como-el-ingles.html

Con motivo del congreso Studia Latinitatis Provehenda, celebrado en Roma los días 7 y 8 de noviembre, el periodista y escritor Alessandro Zaccuri entrevistó a Luigi Miraglia, y posteriormente la entrevista fue publicada en un artículo, que he traducido al español para el conocimiento del público de nuestro país.


Luigi Miraglia: “Se debe enseñar como el inglés”
  
Las ponencias del congreso de Roma se expresarán fundamentalmente en latín. Esto no es una novedad para el profesor Luigi Miraglia. Así se expresan en su Academia Vivarium Novum profesores y estudiantes, pero no para hacer un alarde de erudición. “El objetivo no es ni mucho menos ése”, puntualiza el latinista, al que los organizadores del simposio han encargado la moderación de la mesa redonda en torno al “método natural”.

-¿En qué consiste?

-En el proceso inductivo, que permite estudiar la lengua latina evitando convertirla en una especie de álgebra, como ocurre desgraciadamente en la mayor parte de las escuelas de Italia y del mundo. Hay una alternativa que consiste en aplicar al latín las mismas estrategias de aprendizaje en uso para cualquier otra lengua,

-En suma, se aprende el latín como se aprende el inglés.

-Sí, pero con una diferencia significativa. Ayudar a los alumnos a familiarizarse con el latín significa, en primer lugar, ponerlos en disposición de leer con fluidez los textos de una tradición que, en el caso del latín, además de los autores clásicos, pasa por Petrarca y Maquiavelo, y llega a Giambattista Vico y más allá. La literatura medieval y renacentista, los tratados científicos que han forjado la modernidad, muchísimos de los libros fundamentales, que han marcado un punto final en nuestra historia: de eso estamos hablando, y estamos hablando de lectura, insisto, no de una penosa traducción palabra a palabra, lograda con la obsesiva consulta del diccionario y la continua búsqueda en los manuales.

 -¿Se puede lograr?

-Se puede lograr, lo aseguro. Actualmente en Italia en torno a unos cuarenta mil estudiantes usan los textos creados por nuestra Academia. Un dato prometedor, aunque no se debe infravalorar el problema de formación de los docentes, que a menudo se entusiasman por la novedad del método inductivo, pero después terminan por reconducirlo a la vieja lógica deductiva, como si fuese un soporte para los controles de gramática. No estoy diciendo que la gramática no sea útil, entendámoslo, pero es urgente encontrar una modalidad de enseñanza más vivaz, capaz de apasionar y entusiasmar a los jóvenes. Si no actuamos a tiempo, corremos el riesgo de perder una tradición milenaria. Sería el resultado final de aquella crisis del humanismo que en los inicios del siglo XX fue denunciada por intelectuales como Thomas Mann y Benedetto Croce, y que ahora se está manifestando en toda su gravedad.

-¿No le parece que es demasiado pesimista?

 -Mire, esta es la constatación de un estado de facto, pero, por suerte, hay motivos para ser optimistas.

-¿Me podría indicar uno?

En los próximos días, en el desarrollo del congreso para el cincuentenario del Pontificium Institutum Altioris Latinitatis, Vivarium Novum firmará un acuerdo marco con la Universidad de Roma Tor Vergata. Será el inicio de una colaboración de la que todos nosotros esperamos mucho. El Ateneo pone a nuestra disposición Villa Mondragone, uno de los más imponentes edificios barrocos del Lacio. Desde aquí el papa Gregorio XIII promulgó, en 1582, la bula Inter Gravissimas, relativa a la reforma del calendario, aquí Galileo experimentó por primera vez el uso del telescopio, aquí vivió una Goethe durante un tiempo…”

-¿Y qué harán ustedes?

Daremos vida a un Campus Internacional del Humanismo, donde jóvenes procedentes de todo el mundo profundizarán en el estudio del latín con características muy innovadoras. Los cursos, que no durarán menos de un año, estarán dirigidos a estudiantes universitarios y de los últimos años de las escuelas superiores. Se trata de una iniciativa que ya ha recibido el aval de muchas instituciones, partiendo de Roma capital. Hay en proyecto muchísimas actividades, no solo didácticas: festivales musicales, teatrales, cinematográficos, debates…

-Ambicioso proyecto…

Sin duda, pero ya no podemos contentarnos con una defensa meramente retórica de los principios del Humanismo. Es el momento de llegar al fondo, a las raíces, y el latín, junto con el griego, es nuestra raíz más auténtica.

La extraña odisea del latín y el griego en Secundaria

La extraña odisea del latín y el griego en Secundaria

Por: | 10 de octubre de 2013

Autor invitado: CARLOS MARTÍNEZ AGUIRRE, poeta, profesor de Latín y Griego de Secundaria, y autor de La extraña odisea. Confesiones de un filólogo clásico, de reciente publicación.

PUBLICADO EN: https://blogs.elpais.com/ayuda-al-estudiante/2013/10/la-extra%C3%B1a-odisea-del-latin-y-el-griego-en-secundaria.html

El mismísimo Baco en su carro de panteras parecía haber llegado a Almuñécar. O quizá un nuevo Hércules libertario dispuesto a romper las pesadas cadenas gramaticalistas que desde hace un siglo soportan los estudios latinos. Ocurrió a principios de abril del año 2005. El latinista danés Hans H. Ørberg pronunciaba una conferencia en la localidad granadina invitado por la Asociación Culturaclásica.com. Una entusiasta audiencia de profesores de Secundaria recibió y arropó al octogenario erudito con un cariño y admiración como pocas veces he visto en nuestra especialidad. Muy pocos profesores de Universidad aparecieron por el acto. Tan solo algún insigne heterodoxo como Ramón Irigoyen saludó la llegada del humilde sabio danés.

Y, sin embargo, la obra de Hans H. Ørberg ha supuesto en los últimos años una verdadera revolución en la enseñanza del latín en nuestro país. Estoy convencido de que merece la pena que los lectores que llevan años sin ningún contacto con el latín y el griego sigan leyendo este artículo, porque el de Ørberg es un caso muy interesante de éxito educativo en un ámbito, el de las lenguas clásicas, de gran complejidad y problemas estructurales. Su obra maestra de la didáctica, Lingua Latina per se illustrataes a día de hoy empleada por más de 500 centros de Secundaria de España. Es el manual de latín más vendido en Italia desde hace una década y la referencia absoluta en la enseñanza autodidacta del latín en todo el mundo.

¿Pero qué hace tan especial el método Ørberg? Muy sencillo: recupera la tradición humanista de la enseñanza del latín a partir de la propia lengua. Es decir, con su método ya no se aprende el latín como si se tratase de un complejo ejercicio de lógica, sino mediante el uso de la lengua (como se hace en las lenguas vivas), empezando con diálogos y textos muy sencillos, y avanzando poco a poco, de forma que los alumnos aprenden a hablar y escribir en latín fácil en vez de enfrentarse a golpe de diccionario y reglas gramaticales a complejos textos literarios que tuvieran que descifrar como si se tratase de resolver un sudoku o un código secreto.

El método Ørberg supone para los profesores que se aventuran con él un auténtico reto; ante todo, por la dificultad del cambio de metodología. Aunque pueda resultar extraordinariamente llamativo para los profanos, los profesores de Clásicas generalmente no saben hablar latín. Comenzar a enseñar la lengua como si se tratase de eso (una lengua, y no un mero conjunto de reglas de morfología y sintaxis) exige un enorme esfuerzo de preparación, estudio y reciclaje por parte del profesorado. 

Pero los resultados obtenidos merecen la pena: los alumnos que completan con éxito el primer volumen del método (algo perfectamente posible en dos cursos de Bachillerato bien aprovechados) adquieren tal soltura en la lectura de textos latinos que incluso son capaces de leer a autores como César de corrido y sin diccionario. He tenido alumnos que resolvían la traducción del examen de selectividad de un vistazo y en menos de cinco minutos. Esto, con la metodología de gramática y traducción es algo de lo que no son capaces ni nuestros licenciados universitarios.

Musas
Eso respecto a la enseñanza del latín. ¿Pero qué pasa con el griego? Muchos profesores de Secundaria partidarios de la renovación metodológica nos hemos propuesto buscar nuevas vías para revitalizar la enseñanza de una de las asignaturas más necesarias y, sin embargo, amenazadas del actual sistema educativo.

Por desgracia no existe ningún manual similar a Lingua Latina per se Illustrata para enseñar griego clásico. Lo más parecido es el método Athenaze en su versión italiana, una adaptación del Curso de griego de Oxford, pero ni su metodología ni sus resultados se pueden comparar a los del método Ørberg.

En mi opinión, la revolución que tiene que llegar a la enseñanza del griego en España debería plantearse en términos distintos a la que se está viviendo con el latín.

Decía que el método Ørberg supone una vuelta a la tradición humanista y renacentista de la enseñanza del latín. Pues eso mismo debería hacerse con el griego. ¿Y cómo aprendían griego los humanistas? Pues igual que el latín, es decir, como una lengua viva. Con la diferencia de que el griego realmente era (y es) una lengua viva. Es decir: los humanistas aprendían el griego de sus contemporáneos griegos venidos de Constantinopla.

Existe el equivocado prejuicio de que el griego moderno y el antiguo son lenguas distintas (algo así como el latín y el castellano). Esto no es verdad. Es cierto que existen importantes diferencias en la sintaxis, y algo menores en la morfología (no tantas en la forma más culta del griego moderno), pero lo fundamental es que el 60% del léxico griego actual es exactamente igual que el del griego clásico (más otro 20% de neologismos de raíz clásica, palabras del tipo teléfono...).

De esta forma, un alumno que domine el griego actual (incluyendo su forma culta, llamada Katharévusa) no tendrá casi ningún problema a la hora de leer textos clásicos en el original. Esa era la forma que tenían los humanistas de aprender griego, a través del moderno: empezando por la conversación sencilla en la lengua cotidiana, siguiendo por el aprendizaje de la lengua culta contemporánea y los textos evangélicos, y terminando con la lectura de los grandes clásicos de la antigüedad.

¿Por qué no emplear este sencillo método también en nuestros centros de Secundaria? No sólo daría una nueva utilidad y atractivo a nuestra materia, sino que recuperaría uno de los principales valores del estudio del griego. Un valor extraordinario que, inexplicablemente, la mayoría de los helenistas ignoran: el griego es la única lengua europea con más de 3.000 años de continuidad, y unidad histórica y literaria. 

Grecia 2
No se trata de convertir la clase de Griego del Bachillerato en un curso de griego moderno conversacional que sólo sirva para comprar un billete de autobús en Atenas, sino de mantener la enseñanza de la cultura y la civilización griega, pero accediendo a su lengua a través de la forma moderna, mucho más próxima y atractiva para nuestros alumnos de Secundaria. La experiencia me demuestra que incluso aquellos alumnos que van a estudiar Filología Clásica tienen una ventaja enorme si al comenzar la carrera cuentan con una buena base de griego moderno.

Ofertar el griego de esta manera, además, permitiría que fuese accesible también a los alumnos del Bachillerato científico (quienes, inexplicablemente, hoy no pueden cursar lengua griega a pesar de la evidente utilidad que supone el conocimiento de léxico griego para cualquier episteme) y permitiría añadir un atractivo innegable a nuestra materia para aquellos alumnos interesados en carreras de turismo, comercio, diplomacia, etc.

Estoy seguro de que en pocos años, igual que sucede ya en Francia y otros países de nuestro entorno, nuestros centros de Secundaria comenzarán a ampliar la oferta de segundas lenguas de forma considerable (alemán, chino, árabe, italiano...). Si para entonces los profesores de griego no hemos comenzado a tomar posición, habremos desperdiciado la última oportunidad de mantener la presencia de nuestra querida lengua en los institutos. En beneficio no ya de nosotros mismos, sino de nuestros estudiantes.

 

Nota sobre el autor

Carlos Martínez Aguirre es desde hace más de 10 años profesor de Griego y Latín en Enseñanza Secundaria. Además de su actividad docente, sus poemas han sido recogidos en antologías de poesía reciente y premiados en distintos certámenes.

Ha sido profesor de español en el Instituto Cervantes de Atenas y becario de investigación en el Instituto de Estudios Bizantinos de la misma ciudad. Durante dos cursos residió en París y Bretaña, donde trabajó como auxiliar de conversación de español. 

ExtrañaodiseaMe envió un mensaje en el que se ofrecía a mandarme un libro que acababa de publicar: La extraña odisea. Confesiones de un filólogo clásico, Yo no lo conocía, pero me picó mucho la curiosidad que alguien se animara a publicar un libro tan fuera de la ola del momento. Me comprometí a leerlo y a decirle lo que me parecía. “Le felicito por haberlo publicado (ya escribirlo es muy meritorio, pero publicarlo en estos tiempos es casi imposible)”, le dije por mail. Me llegó un viernes y ese sábado por la mañana me dispuse a hojearlo, aunque en mi fuero interno solo me había comprometido a leerlo en los siguientes meses.

¿Hojearlo? No pude parar hasta el final. Me pareció una delicia. De gran interés y con un sentido del humor impresionante. En él vuelca con finura e ironía su profundo amor a la verdad y sus experiencias como alumno y profesor de lenguas clásicas. Además, refleja con lucidez la profesión docente, con sus luces y sus sombras. Así que le pedí que escribiera este post.

Os recomiendo de verdad que leáis el libro. Lo disfrutaréis, os reiréis y sentiréis la emoción del docente que se esfuerza en encontrar el mejor camino hacia el éxito de sus estudiantes.

Por cierto, en él habla de la mejor profesora de su vida, Mª Ángeles Martín Sánchez, por lo que le pedí que escribiera un post sobre ella para la serie El mejor profesor de mi vida. Aquí podéis leer su post del pasado verano, titulado Era el ejemplo vivo de las virtudes a las que debíamos aspirar.