Hoy os ofrecemos, por gentileza de Juan Manuel Glez. Villanueva, la traducción de una conferencia que el profesor Tunberg pronunció en el encuentro de la Asociación de Docentes de Lenguas Extranjeras de Indiana en Indianápolis, el 9 de noviembre de 1999: LATINITAS: El diagnóstico erróneo del rigor mortis del Latín (el artículo fue publicado más tarde en ACL Newsletter, en el número de invierno de 2000).
Aquí tenéis un jugoso extracto:
"Cuando se menciona la lengua latina, las primeras cosas que vienen a la mente de la mayoría de la gente son tipos cubiertos con togas bullendo atareados por el foro, legiones, águilas, gladiadores; en una palabra, los antiguos Romanos, y una lengua antigua, hace mucho desaparecida.
Pero el uso del latín, un hecho que la mayoría de los profesores de latín parece considerar como anecdótico y ajeno a ellos, sobrevivió mucho después de la desaparición del mundo antiguo en el que se desarrolló en principio, a diferencia de la lengua de los Hititas, Babilonios y muchos otros pueblos antiguos. Verdaderamente, es justo decir que el Latín no es simplemente una lengua antigua; del conjunto de la literatura existente escrita en latín, la parte antigua es con diferencia la más pequeña. La escritura latina y todos los géneros de literatura en latín florecieron profusamente no sólo en la Edad Media sino hasta épocas relativamente recientes. El uso de la lengua ha persistido en algunos ámbitos incluso en el siglo XX.
(...)
¿Qué ventajas podrían derivarse de la adopción generalizada de este enfoque más amplio respecto a la tradición latina en la enseñanza primaria, secundaria y universitaria?
En primer lugar, aquellos de vosotros con interés en el latín hablado, incluso si hacéis esto solamente por motivos pedagógicos, encontraréis este enfoque más amplio acorde con lo que estáis haciendo. Probablemente no pocos clasicistas y profesores (aunque en menor número ahora que hace unos años) consideran a los partidarios del latín oral como miembros de una especie de “sociedad para el anacronismo activo” o como extremistas intentando resucitar algo muerto durante milenios. Pero tal perspectiva ignora la larga y esencial tradición, mantenida casi sin interrupción desde la antigüedad, de personas que utilizaban el latín para expresar experiencias contemporáneas mucho después de que el latín dejara de ser la lengua vernácula de nadie- una tradición que perdura en algunas zonas geográficas y en algunos campos académicos hasta el siglo XIX, o hasta nuestros días si tenemos en cuenta el uso del latín en la Iglesia Católica Romana. Si más entre nosotros nos acostumbráramos a pensar en el latín no meramente como un fenómeno arcaico, tales personas podrían encontrar la idea de hablar y escribir en latín en nuestros días mucho menos peregrina.
En segundo lugar, la enseñanza del latín en los institutos se defiende, a menudo, con el argumento de que proporciona una excelente ventana a los estudiantes para apreciar los cimientos de la civilización occidental. Por tanto, un montón de material no lingüístico, perteneciente al arte greco-romano, a la arquitectura, las instituciones, la sociedad, etc., se utiliza en la clase de latín. Pero cuánto más rico sería el contenido cultural de la educación latina si, de las fuentes de los textos latinos, los estudiantes pudieran aprender no sólo sobre los romanos y la historia antigua, sino sobre la historia y civilización occidental de la que derivó, una fase más tardía de la tradición latina no menos importante que la época romana. En latín como idioma internacional, encontramos los pensamientos de aquellos que forjaron nuestras tradiciones científicas, ideológicas, o incluso literarias. Aquellos escritores en latín no fueron un grupo de oscuros reaccionarios, confiscados a las líneas principales de la creatividad en la cultura europea posterior, sino, por contra, las mentes señeras del occidente moderno y medieval: Abelardo, Tomás de Aquino, Petrarca, Erasmo, Tomás Moro, Copérnico, Bodin, Newton, por nombrar sólo unos pocos. El estudio del latín, además, puede mostrar cómo sus pensamientos se desarrollaron sobre los cimientos lingüísticos latinos y cómo la lengua romana, llevando consigo ideas romanas, se adaptó, y en algunos casos evolucionó y dio forma a conceptos expresados en neolatín. Los docentes del latín tienen un vasto tesoro de material para hacer sus cursos más ricos y más interesantes -por desgracia, un tesoro que muchos ignoran".
Podéis leer el artículo completo en: www.culturaclasica.com/lingualatina/Latinitas_Tunberg.pdf
En cuanto a la vigencia del latín hablado, aquí tenéis un video en el que el 'ilustre físico' Till Kulawik diserta sobre Quomodo converto aeris temperaturam e Fahrenheit in Celsium?
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