21 marzo 2021

Se debe enseñar como el inglés

"Se debe enseñar como el inglés", entrevista de Alessandro Zaccuri a Luigi Miraglia


Publicado originalmente por Emilio Canales Muñoz el 14 de diciembre de 2014 en: http://enchiridionmagistrorum.blogspot.com/2014/12/se-debe-ensenar-como-el-ingles.html

Con motivo del congreso Studia Latinitatis Provehenda, celebrado en Roma los días 7 y 8 de noviembre, el periodista y escritor Alessandro Zaccuri entrevistó a Luigi Miraglia, y posteriormente la entrevista fue publicada en un artículo, que he traducido al español para el conocimiento del público de nuestro país.


Luigi Miraglia: “Se debe enseñar como el inglés”
  
Las ponencias del congreso de Roma se expresarán fundamentalmente en latín. Esto no es una novedad para el profesor Luigi Miraglia. Así se expresan en su Academia Vivarium Novum profesores y estudiantes, pero no para hacer un alarde de erudición. “El objetivo no es ni mucho menos ése”, puntualiza el latinista, al que los organizadores del simposio han encargado la moderación de la mesa redonda en torno al “método natural”.

-¿En qué consiste?

-En el proceso inductivo, que permite estudiar la lengua latina evitando convertirla en una especie de álgebra, como ocurre desgraciadamente en la mayor parte de las escuelas de Italia y del mundo. Hay una alternativa que consiste en aplicar al latín las mismas estrategias de aprendizaje en uso para cualquier otra lengua,

-En suma, se aprende el latín como se aprende el inglés.

-Sí, pero con una diferencia significativa. Ayudar a los alumnos a familiarizarse con el latín significa, en primer lugar, ponerlos en disposición de leer con fluidez los textos de una tradición que, en el caso del latín, además de los autores clásicos, pasa por Petrarca y Maquiavelo, y llega a Giambattista Vico y más allá. La literatura medieval y renacentista, los tratados científicos que han forjado la modernidad, muchísimos de los libros fundamentales, que han marcado un punto final en nuestra historia: de eso estamos hablando, y estamos hablando de lectura, insisto, no de una penosa traducción palabra a palabra, lograda con la obsesiva consulta del diccionario y la continua búsqueda en los manuales.

 -¿Se puede lograr?

-Se puede lograr, lo aseguro. Actualmente en Italia en torno a unos cuarenta mil estudiantes usan los textos creados por nuestra Academia. Un dato prometedor, aunque no se debe infravalorar el problema de formación de los docentes, que a menudo se entusiasman por la novedad del método inductivo, pero después terminan por reconducirlo a la vieja lógica deductiva, como si fuese un soporte para los controles de gramática. No estoy diciendo que la gramática no sea útil, entendámoslo, pero es urgente encontrar una modalidad de enseñanza más vivaz, capaz de apasionar y entusiasmar a los jóvenes. Si no actuamos a tiempo, corremos el riesgo de perder una tradición milenaria. Sería el resultado final de aquella crisis del humanismo que en los inicios del siglo XX fue denunciada por intelectuales como Thomas Mann y Benedetto Croce, y que ahora se está manifestando en toda su gravedad.

-¿No le parece que es demasiado pesimista?

 -Mire, esta es la constatación de un estado de facto, pero, por suerte, hay motivos para ser optimistas.

-¿Me podría indicar uno?

En los próximos días, en el desarrollo del congreso para el cincuentenario del Pontificium Institutum Altioris Latinitatis, Vivarium Novum firmará un acuerdo marco con la Universidad de Roma Tor Vergata. Será el inicio de una colaboración de la que todos nosotros esperamos mucho. El Ateneo pone a nuestra disposición Villa Mondragone, uno de los más imponentes edificios barrocos del Lacio. Desde aquí el papa Gregorio XIII promulgó, en 1582, la bula Inter Gravissimas, relativa a la reforma del calendario, aquí Galileo experimentó por primera vez el uso del telescopio, aquí vivió una Goethe durante un tiempo…”

-¿Y qué harán ustedes?

Daremos vida a un Campus Internacional del Humanismo, donde jóvenes procedentes de todo el mundo profundizarán en el estudio del latín con características muy innovadoras. Los cursos, que no durarán menos de un año, estarán dirigidos a estudiantes universitarios y de los últimos años de las escuelas superiores. Se trata de una iniciativa que ya ha recibido el aval de muchas instituciones, partiendo de Roma capital. Hay en proyecto muchísimas actividades, no solo didácticas: festivales musicales, teatrales, cinematográficos, debates…

-Ambicioso proyecto…

Sin duda, pero ya no podemos contentarnos con una defensa meramente retórica de los principios del Humanismo. Es el momento de llegar al fondo, a las raíces, y el latín, junto con el griego, es nuestra raíz más auténtica.

La extraña odisea del latín y el griego en Secundaria

La extraña odisea del latín y el griego en Secundaria

Por: | 10 de octubre de 2013

Autor invitado: CARLOS MARTÍNEZ AGUIRRE, poeta, profesor de Latín y Griego de Secundaria, y autor de La extraña odisea. Confesiones de un filólogo clásico, de reciente publicación.

PUBLICADO EN: https://blogs.elpais.com/ayuda-al-estudiante/2013/10/la-extra%C3%B1a-odisea-del-latin-y-el-griego-en-secundaria.html

El mismísimo Baco en su carro de panteras parecía haber llegado a Almuñécar. O quizá un nuevo Hércules libertario dispuesto a romper las pesadas cadenas gramaticalistas que desde hace un siglo soportan los estudios latinos. Ocurrió a principios de abril del año 2005. El latinista danés Hans H. Ørberg pronunciaba una conferencia en la localidad granadina invitado por la Asociación Culturaclásica.com. Una entusiasta audiencia de profesores de Secundaria recibió y arropó al octogenario erudito con un cariño y admiración como pocas veces he visto en nuestra especialidad. Muy pocos profesores de Universidad aparecieron por el acto. Tan solo algún insigne heterodoxo como Ramón Irigoyen saludó la llegada del humilde sabio danés.

Y, sin embargo, la obra de Hans H. Ørberg ha supuesto en los últimos años una verdadera revolución en la enseñanza del latín en nuestro país. Estoy convencido de que merece la pena que los lectores que llevan años sin ningún contacto con el latín y el griego sigan leyendo este artículo, porque el de Ørberg es un caso muy interesante de éxito educativo en un ámbito, el de las lenguas clásicas, de gran complejidad y problemas estructurales. Su obra maestra de la didáctica, Lingua Latina per se illustrataes a día de hoy empleada por más de 500 centros de Secundaria de España. Es el manual de latín más vendido en Italia desde hace una década y la referencia absoluta en la enseñanza autodidacta del latín en todo el mundo.

¿Pero qué hace tan especial el método Ørberg? Muy sencillo: recupera la tradición humanista de la enseñanza del latín a partir de la propia lengua. Es decir, con su método ya no se aprende el latín como si se tratase de un complejo ejercicio de lógica, sino mediante el uso de la lengua (como se hace en las lenguas vivas), empezando con diálogos y textos muy sencillos, y avanzando poco a poco, de forma que los alumnos aprenden a hablar y escribir en latín fácil en vez de enfrentarse a golpe de diccionario y reglas gramaticales a complejos textos literarios que tuvieran que descifrar como si se tratase de resolver un sudoku o un código secreto.

El método Ørberg supone para los profesores que se aventuran con él un auténtico reto; ante todo, por la dificultad del cambio de metodología. Aunque pueda resultar extraordinariamente llamativo para los profanos, los profesores de Clásicas generalmente no saben hablar latín. Comenzar a enseñar la lengua como si se tratase de eso (una lengua, y no un mero conjunto de reglas de morfología y sintaxis) exige un enorme esfuerzo de preparación, estudio y reciclaje por parte del profesorado. 

Pero los resultados obtenidos merecen la pena: los alumnos que completan con éxito el primer volumen del método (algo perfectamente posible en dos cursos de Bachillerato bien aprovechados) adquieren tal soltura en la lectura de textos latinos que incluso son capaces de leer a autores como César de corrido y sin diccionario. He tenido alumnos que resolvían la traducción del examen de selectividad de un vistazo y en menos de cinco minutos. Esto, con la metodología de gramática y traducción es algo de lo que no son capaces ni nuestros licenciados universitarios.

Musas
Eso respecto a la enseñanza del latín. ¿Pero qué pasa con el griego? Muchos profesores de Secundaria partidarios de la renovación metodológica nos hemos propuesto buscar nuevas vías para revitalizar la enseñanza de una de las asignaturas más necesarias y, sin embargo, amenazadas del actual sistema educativo.

Por desgracia no existe ningún manual similar a Lingua Latina per se Illustrata para enseñar griego clásico. Lo más parecido es el método Athenaze en su versión italiana, una adaptación del Curso de griego de Oxford, pero ni su metodología ni sus resultados se pueden comparar a los del método Ørberg.

En mi opinión, la revolución que tiene que llegar a la enseñanza del griego en España debería plantearse en términos distintos a la que se está viviendo con el latín.

Decía que el método Ørberg supone una vuelta a la tradición humanista y renacentista de la enseñanza del latín. Pues eso mismo debería hacerse con el griego. ¿Y cómo aprendían griego los humanistas? Pues igual que el latín, es decir, como una lengua viva. Con la diferencia de que el griego realmente era (y es) una lengua viva. Es decir: los humanistas aprendían el griego de sus contemporáneos griegos venidos de Constantinopla.

Existe el equivocado prejuicio de que el griego moderno y el antiguo son lenguas distintas (algo así como el latín y el castellano). Esto no es verdad. Es cierto que existen importantes diferencias en la sintaxis, y algo menores en la morfología (no tantas en la forma más culta del griego moderno), pero lo fundamental es que el 60% del léxico griego actual es exactamente igual que el del griego clásico (más otro 20% de neologismos de raíz clásica, palabras del tipo teléfono...).

De esta forma, un alumno que domine el griego actual (incluyendo su forma culta, llamada Katharévusa) no tendrá casi ningún problema a la hora de leer textos clásicos en el original. Esa era la forma que tenían los humanistas de aprender griego, a través del moderno: empezando por la conversación sencilla en la lengua cotidiana, siguiendo por el aprendizaje de la lengua culta contemporánea y los textos evangélicos, y terminando con la lectura de los grandes clásicos de la antigüedad.

¿Por qué no emplear este sencillo método también en nuestros centros de Secundaria? No sólo daría una nueva utilidad y atractivo a nuestra materia, sino que recuperaría uno de los principales valores del estudio del griego. Un valor extraordinario que, inexplicablemente, la mayoría de los helenistas ignoran: el griego es la única lengua europea con más de 3.000 años de continuidad, y unidad histórica y literaria. 

Grecia 2
No se trata de convertir la clase de Griego del Bachillerato en un curso de griego moderno conversacional que sólo sirva para comprar un billete de autobús en Atenas, sino de mantener la enseñanza de la cultura y la civilización griega, pero accediendo a su lengua a través de la forma moderna, mucho más próxima y atractiva para nuestros alumnos de Secundaria. La experiencia me demuestra que incluso aquellos alumnos que van a estudiar Filología Clásica tienen una ventaja enorme si al comenzar la carrera cuentan con una buena base de griego moderno.

Ofertar el griego de esta manera, además, permitiría que fuese accesible también a los alumnos del Bachillerato científico (quienes, inexplicablemente, hoy no pueden cursar lengua griega a pesar de la evidente utilidad que supone el conocimiento de léxico griego para cualquier episteme) y permitiría añadir un atractivo innegable a nuestra materia para aquellos alumnos interesados en carreras de turismo, comercio, diplomacia, etc.

Estoy seguro de que en pocos años, igual que sucede ya en Francia y otros países de nuestro entorno, nuestros centros de Secundaria comenzarán a ampliar la oferta de segundas lenguas de forma considerable (alemán, chino, árabe, italiano...). Si para entonces los profesores de griego no hemos comenzado a tomar posición, habremos desperdiciado la última oportunidad de mantener la presencia de nuestra querida lengua en los institutos. En beneficio no ya de nosotros mismos, sino de nuestros estudiantes.

 

Nota sobre el autor

Carlos Martínez Aguirre es desde hace más de 10 años profesor de Griego y Latín en Enseñanza Secundaria. Además de su actividad docente, sus poemas han sido recogidos en antologías de poesía reciente y premiados en distintos certámenes.

Ha sido profesor de español en el Instituto Cervantes de Atenas y becario de investigación en el Instituto de Estudios Bizantinos de la misma ciudad. Durante dos cursos residió en París y Bretaña, donde trabajó como auxiliar de conversación de español. 

ExtrañaodiseaMe envió un mensaje en el que se ofrecía a mandarme un libro que acababa de publicar: La extraña odisea. Confesiones de un filólogo clásico, Yo no lo conocía, pero me picó mucho la curiosidad que alguien se animara a publicar un libro tan fuera de la ola del momento. Me comprometí a leerlo y a decirle lo que me parecía. “Le felicito por haberlo publicado (ya escribirlo es muy meritorio, pero publicarlo en estos tiempos es casi imposible)”, le dije por mail. Me llegó un viernes y ese sábado por la mañana me dispuse a hojearlo, aunque en mi fuero interno solo me había comprometido a leerlo en los siguientes meses.

¿Hojearlo? No pude parar hasta el final. Me pareció una delicia. De gran interés y con un sentido del humor impresionante. En él vuelca con finura e ironía su profundo amor a la verdad y sus experiencias como alumno y profesor de lenguas clásicas. Además, refleja con lucidez la profesión docente, con sus luces y sus sombras. Así que le pedí que escribiera este post.

Os recomiendo de verdad que leáis el libro. Lo disfrutaréis, os reiréis y sentiréis la emoción del docente que se esfuerza en encontrar el mejor camino hacia el éxito de sus estudiantes.

Por cierto, en él habla de la mejor profesora de su vida, Mª Ángeles Martín Sánchez, por lo que le pedí que escribiera un post sobre ella para la serie El mejor profesor de mi vida. Aquí podéis leer su post del pasado verano, titulado Era el ejemplo vivo de las virtudes a las que debíamos aspirar.