¿Cómo se aprende una lengua?

En el Renacimiento el latín se estudiaba como hoy se estudian las lenguas modernas. Los alumnos aprendían primero a hablar y a pensar en latín repitiendo pequeños diálogos que sus maestros preparaban para tal fin. Así el alumno se familiarizaba con el uso y el vocabulario de la lengua, y en muy poco tiempo se veía capaz de mantener pequeñas conversaciones y entender textos sencillos sin tener que hacer un análisis morfosintáctico previo.

Con este método natural y directo, los hombres y mujeres del Renacimiento en unos pocos años de estudio, alcanzaban un dominio del latín similar al que hoy alcanza cualquier estudiante de inglés o alemán de la Escuela Oficial de Idiomas, por lo que al llegar a la Universidad, eran capaces de seguir las clases de cualquier disciplina en latín, y de escribir ellos mismos en esa lengua.

Por desgracia esta forma natural y sencilla de aprender latín se vio sustituida a lo largo de los siglos XVIII y XIX por otra complicada y contrā nātūram con la cual los estudiantes lo único que hacen es memorizar la gramática (declinaciones y conjugaciones) sin saber realmente utilizarla, y sin aprender nada de vocabulario. El resultado es que incluso licenciados en Lenguas Clásicas se ven literalmente incapaces, no ya de expresarse en griego o latín (eso ni lo sueñan), sino de leer con comodidad a los Clásicos, pues lo único que han aprendido son reglas de gramática en abstracto que no saben realmente usar, y carecen casi por completo de base léxica.

Nosotros reivindicamos la enseñanza natural del las Lenguas Clásicas, el aprendizaje de las mismas mediante el estudio de una gramática activa -una gramática del uso, como se hace en las lenguas modernas, no una mera exposición descriptiva-. Estamos convencidos, y cada día lo vemos en en aula, de que aprendiendo así el latín y el griego es posible, en dos años de estudios bien aplicados, llevar a nuestros alumnos a entender directamente a los Clásicos de primera mano, sin necesidad de análisis ni diccionarios, y no solo eso, también a pensar en esas mismas lenguas y a expresarse en ellas con soltura.

Esa es nuestra verdadera ambición como docentes de Lenguas Clásicas. Ese es el tesoro que queremos ofrecer a nuestros alumnos: no solo un puñado de etimologías y de anécdotas de Grecia y Roma (eso lo pueden hacer también los profesores de Lengua e Historia), sino el acceso de primera mano a una de las mayores herencias que nuestros antepasados nos han legado a toda la humanidad: la literatura grecolatina. Esa es la verdadera Vía de los Humanistas. Así enseñaron ellos las Lenguas Clásicas, y así queremos enseñarlas nosotros.

Desiderius Erasmus Roterodamus

Después de ser ordenado sacerdote, estudió en la Universidad de París.
Fue uno de los pioneros en la recuperación del estudio del griego, lengua casi desconocida en la Europa occidental de su época, para acceder a los textos originales del Nuevo Testamento y de la Filosofía Clásica.
Sus ideas influyeron enormemente en todos los intelectuales de su época, y se le considera la figura máxima del Renacimiento Europeo.
Defendía la enseñanza del latín de la forma más natural posible: comenzando con pequeños diálogos jocosos (Colloquia Familiaria) que él mismo escribía para los estudiantes y en los que presentaba situaciones cotidianas con un vocabulario sencillo.
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Iohannes Amos Comenius

Nació en Moravia (actual Chequia) en 1592. Fue sacerdote, teólogo, filósofo y pedagogo.
Como docente creía que el objetivo de la educación es el desarrollo integral del ser humano. Su sueño fue que el conocimiento llegara a todos, hombres y mujeres por igual, sin malos tratos, buscando la alegría y la motivación de los alumnos. El establecimiento de la Pedagogía como ciencia autónoma y la inclusión en sus métodos de ilustraciones y objetos, hicieron de él un pionero de las ciencias de la Educación y la Didáctica.
Ideó las bases para la cooperación intelectual y política entre los estados, lo cual dio como resultado el concepto de «federación de los pueblos», idea que lo convierte en precursor de la actual Unión Europea.
En su obra Orbis Sensuālium Pictus, enseñaba latín a través de ilustraciones y sencillos diálogos que describían las mismas.
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Iohannes Lodovicus Vives

Nació en Valencia en 1492. De familia de judíos conversos, estudió en las universidades de Valencia y París. Desde 1512 se estableció en Flandes, donde fue profesor de la Universidad de Lovaina y entabló una estrecha relación con Erasmus. También mantuvo amistad intelectual con Santo Tomás Moro, que le llevó a enseñar en la Universidad de Oxford desde 1523.
Profundo estudioso de la filosofía de Platón y Aristóteles, era partidario de la didáctica de las lenguas clásicas según los métodos de Erasmus.
Escribió un libro para la enseñanza del latín a través de diálogos sencillos titulado Exercitātiō Linguae Latīnae.
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¿Por qué no pueden también nuestros alumnos recorrer la Vía de los Humanistas?

ENLACES:

  • Editorial Cultura Clásica, didáctica del Latín y el Griego: www.culturaclasica.es
  • Método inductivo-contextual para la enseñanza del latín: Lingua Latina per se illustrata
  • Vídeos de Vivarium Novum: La Vía de los Humanistas
  • Espacio colaborativo de Lenguas Clásicas: Chiron.org