Una de las mayores inquietudes del profesorado a la hora de decidirse por implantar el método de H.H. Orberg es su lógica preocupación por los resultados en las pruebas de Selectividad. Son muchos los docentes que nos han comentado a lo largo de estos años la necesidad de tener datos palpables de que sus alumnos, sometidos a pruebas objetivas y externas al centro, iban a mantener, al menos, la media de cursos anteriores con metodologías tradicionales.
Lamentablemente ésta era la cuestión clave que ponía en tela de juicio un método que ya ha demostrado su profunda fundamentación lingüística gracias a la práctica docente con alumnos de países tan diversos como Italia o Estados Unidos. Tras la celebración de las PAU andaluzas en las convocatorias de junio y septiembre, y una vez realizadas las medias correspondientes a todos los alumnos presentados en los IES "Cerro Milano" y "Sierra Nevada", se ha alcanzado un promedio de 8, lo que sitúa a nuestro alumnado muy probablemente entre los primeros centros de la provincia. Sin embargo, jamás han analizado sintácticamente ni han "destripado" texto alguno (¿en qué lengua, cuando se están aprendiendo los rudimentos de la misma, se exige analizar para entender cualquier pasaje escrito?) y han alcanzado, de forma progresiva, un elevado nivel de asimilación de los autores latinos, hasta el punto de que varios de los presentados reconocieron y tradujeron el pasaje propuesto en apenas diez minutos.
Tengo el pleno convencimiento de que estos resultados se irán revisando al alza, a medida que nosotros mismos seamos capaces de perfeccionarnos en nuestra metodología de impartición de las clases (sin ir más lejos en lo que concierne a la capacidad de hablar latín), y logremos el objetivo fundamental fundamental de la asignatura: que el alumnado llegue a pensar, gracias a la elaboración de discursos mentales en latín, en la lengua que posteriormente va a leer y entender a través de los autores. Sólo así asumirá como propias la mayoría de las estructuras de la lengua latina.